Los que, como yo, uséis asiduamente la web de la compañía aérea cutre por excelencia, Ryanair, ya estaréis al tanto de los desvaríos de su CEO, Michael O'Leary, y su curiosa política de publicidad y, digamos, "relaciones públicas".
Se me viene a la cabeza, por ejemplo, el día que dijo que iban a ofrecer mamadas gratis en los vuelos interoceánicos y mucha gente (supongo que no acostumbrada a su estilo irónico) se lo creyó. O el día que usó a Stelios Haji-Ioannou, fundador de Easyjet, con una nariz de pinocho como publicidad y la posterior encuesta absurda que montaron en la web diciendo que en vez de gastar el dinero en abogados podrían solucionar el tema, por ejemplo, haciendo una carrera a lo "carros de fuego" en Trafalgar Square, para la que él ya se estaba preparando a base de cerveza.
Más recientemente, en Italia, usaron a un Berlusconi agobiado ante todo lo que se le venía encima, con el texto diciendo "Solo una cosa me animaría ahora.. una escapadita".
Hoy le ha tocado el turno a nuestro queridísimo Teddy Baustista y la SGAE. Ryanair lo usa para anunciar lo sorprendente que son sus tarifas.
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