viernes, 16 de octubre de 2009

De blindajes y perezosos


No se dónde leí que, en la Gran Guerra, los ingenieros británicos estaba como locos ante la gran pérdida de aviones de combate que estaban sufriendo. Estudiaban los aviones que volvían de las misiones, analizaban las partes que habían sufrido más impactos de metralla y las reforzaban. Pero no servía de nada, seguían teniendo demasiadas bajas. Entonces a alguien se le ocurrió que lo estaban haciendo mal. El que esos aviones volvieran a la base quería decir que la metralla en esas zonas no los hacían caer y, precisamente, tenían que blindar las partes del avión donde había pocos impactos, que serían las que hicieron caer al resto de aviones. A partir de ese momento, el número de bajas descendió considerablemente.

Dejando a un lado las imprecisiones de mi historia, en mi post El Quejica Ibérico no quería decir que en nuestra querida España todo sea muy fácil. Tenemos una clase política vergonzosa que nos hace elegir entre tontos, corruptos o ineficaces, nuestra idea de modelo de crecimiento es llenar el país de ladrillos y ya veremos a quién se los venderemos (muchas veces comparo este país con los "curris", esos personajillos de los Fraguel Rock que solo sabían construir y construir sin ningún fin), gastamos los fondos de formación de la UE en que en las academias les den a la gente unas libretitas muy monas y a un pobre pardillo le den un manual y le digan "hala, dale clases a la gente esta" y el listo de la academia se forre a cambio de ofrecer nada, etc. Porque creo que muchas cosas no funcionan, me encanta que la gente critique, cuestione, debata. Un buen ejemplo son los comentarios al Quejica Ibérico, donde mucha gente quería hacer gazpacho con mis higadillos por hablar de quejicas en país donde tantas cosas funciona mal.

Evidentemente hay que quejarse y hay que protestar, pero que no nos pase como a los de la historia de los aviones. No nos quejemos precisamente de lo que, después de mucho tiempo, por fin funciona bien. Es mas, reconozcamos que esas cosas han mejorado muchísimo y que, como ciudadanos, percibimos el avance y pidamos que, con las mismas buenas intenciones, se mejoren las otras miles de cosas que no van bien. Solo reconociendo lo que se hace bien y criticando constructivamente lo que se hace mal conseguiremos avanzar. Lo que aburre es el pesimismo, el quejarse por costumbre, sin ni siquiera conocer si se puede hacer mejor o si alguien lo hace mejor en otro sitio. Y lo paradójico es que, mientras no paramos de decir lo que va mal, no hacemos nada por evitarlo.

¿Por qué aguantamos que cuando se le habla a un político de corrupción siempre dice "pues los del partido contrario..."? Joder, te he preguntado a ti, por qué tienes un tío corrupto en tu partido, no me cuentes cuántos tiene el otro, que ya me lo se.

¿Por qué toleramos que te pidan hablar correctamente inglés para ser becario y nuestros presidentes y ministros no tengan ni puñetera idea y hagan el ridículo?

¿Por qué seguimos jugando a este juego? Yo, por ahora, me he quitado. Pero la mayoría sigue jugando y, a la vez, diciendo "Vaya mierda de país. Y de políticos. Un día de estos no les voto, para que se enteren. Y un día de estos hago la maleta y me busco la vida en otro país, que estoy hasta los huevos. Bueno, un día es estos, si acaso. Qué pereza."

Hace unas semanas, un chico me dijo en Rumania: "Lo que os pasa a los del Oeste es que estáis mimados". Y, aunque en su momento me molestó, ahora creo que lleva toda la razón.

Imagen al azar de una ciudad española

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